Enjuague la fruta en agua fría. Quítele los residuos de las flores marchitas que tenga. No la pele. Corte los membrillos en 4 partes y retire el corazón con las semillas, etc.Consérvelas. Corte la fruta en trozos grandes.
Corte los corazones en trozos grandes. Coloque la mitad en el recipiente del procesador de alimentos de 1 tazas de agua y muélalos hasta formar un puré con una textura gruesa. Haga lo mismo con el resto de los corazones.
Deje reposar el puré durante 2 horas.
Cuele los corazones en una coladera fina, oprimiéndolos bien para extraer la mayor parte del jugo. Vierta el jugo en el cazo (o cacerola) junto con el azúcar y 2 tazas del agua. Revuelva sobre fuego lento hasta que el azúcar se haya disuelto. Aumente la lumbre un poco y cueza la mezcla sin que hierva rápido, hasta que tome un color caramelo claro de 20 a 30 minutos.
Mientras tanto ponga la fruta con 4 tazas de agua fría en otro recipiente y cuézala a fuego medio hasta que esté suave (no permita que hierva rápido) como 20 minutos. Pase una pequeña cantidad a la vez al recipiente procesador de alimentos o al metate y muélala hasta obtener un puré espeso con algo de textura. Manténgalo caliente.
Cuando la mezcla del cazo esté lista, añada el puré de la fruta o revuélvalo hasta que quede bien mezclado en la miel. Cuézalo a fuego alto, revolviendo y raspando el fondo del caso, pero tenga cuidado ya que al ir espesando, brinca y puede quemar la mano, al revolverlo cúbrase el brazo con una toalla si es necesario. Cueza la mezcla hasta que se formen grandes trozos y caigan de la cuchara cuando se saca del ate y hasta que se desprenda de los lados del cazo, como 25 minutos.
El ate tendrá un color café rojizo pálido y se obscurecerá hasta tomar un color ámbar oscuro al almacenarse y secarse. También se reducirá mientras se seca.